Presidente de la AP de Valencia
2015-2023
Catedrático de Economía Aplicada

Cada día se hace más difícil escribir algo con sensatez y sentido de futuro. Hay tal avalancha de nuevas informaciones, muchas de ellas contradictorias, que cuesta pensar con serenidad y decir algo que no embarre más el campo de juego. En este sentido, tal vez la confrontación entre China y Estados Unidos merece una reflexión algo más pausada y tranquila que la que puede ofrecerse en un simple trabajo, pero vamos a tratar de sintetizar lo mejor posible el estado actual del problema.

Cuáles son las áreas de conflicto
A la vista de la cascada de medidas que se han ido aprobando a lo largo de estos meses, resulta fácil identificar cuáles son las principales áreas de conflicto entre Estados Unidos y China.

1. Desequilibrio en las relaciones comerciales
La primera área de conflicto es el histórico desequilibrio en las relaciones comerciales entre ambos países, con un ingente superávit comercial por parte de China con Estados Unidos. Este apartado ha estado en el origen de los enfrentamientos comerciales. Es verdad que una parte significativa de ese desequilibrio proviene de empresas norteamericanas que optaron por trasladar su producción a China para abaratar costes, pero no es menos cierto que las restricciones chinas para preservar su mercado interior han supuesto una barrera a las importaciones de terceros que choca con la ausencia de trabas importantes a las exportaciones procedentes de China a otros países.
En el año 2024, por ejemplo, el déficit comercial de Estados Unidos alcanzó la cifra de 670.000 millones de dólares. Ese año el déficit comercial de Estados Unidos con China representaba el 45% del total, esto es, unos 300.000. Las cifras en lo que va de año (2025) muestran una clara reducción de ese déficit, pero habrá que esperar a fin de año para tener los datos totales y eliminar la volatilidad de estos meses.

2. Propiedad intelectual
En segundo lugar hay que hablar de la batalla sobre los derechos de propiedad intelectual en la que se han mezclado multitud de acusaciones como el robo de patentes, la obligación de aportar transferencia de tecnología a las empresas que quieran operar en China, o la ausencia de protección legal a las innovaciones.
En este campo las medidas aprobadas por ambos países han sido muy numerosas. Por ejemplo, la nueva regulación aprobada por China en marzo de 2025 (medidas de retorsión contra países que impongan restricciones a empresas y ciudadanos chinos, protección transfronteriza a las patentes y marcas chinas).
En Estados Unidos, por su parte, se ha aprobado en septiembre la norma de las filiales ampliando las sanciones impuestas a las empresas matrices, o la lista de vigilancia prioritaria para casos de piratería y falsificaciones de productos.

3. Competencia desleal
Un tercer factor es la competencia desleal por parte de las empresas chinas que reciben enormes subsidios y subvenciones (en el acero, producción de buques, energía solar, tecnología…), distorsionando la competencia global. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) estima que en los últimos años China habría inyectado en las empresas ubicadas en sectores estratégicos (como vehículos eléctricos, productos siderúrgicos, semiconductores, o paneles solares y baterías) aproximadamente unos 215.000 millones de euros.
Estas ayudas se traducen en precios de venta inferiores al de su coste de producción (dumping) y en distorsión de la competencia. Estados Unidos y la UE responden con aranceles provisionales a esos productos.

4. Recursos estratégicos
Hay que mencionar también el control de los recursos estratégicos que necesitan los minerales que se encuentran en las tierras raras para el desarrollo de la tecnología avanzada.
Hay que pensar que China ha estado invirtiendo en esos 17 elementos químicos tanto en localización de yacimientos como en extracción y refino durante décadas. Hoy China posee casi la mitad de las reservas mundiales de tierras raras, controla el 70% de la producción mundial y casi el 90% del refinado global de estos minerales, que son clave, por ejemplo, para la electrónica, los sistemas de defensa, automoción o energías renovables.

5. Liderazgo
Por último, tal vez como trasfondo, hay que pensar que lo que está en juego no es otra cosa que el liderazgo mundial en todos los campos, económico, tecnológico o militar y que China está desafiando en todos estos campos la histórica hegemonía norteamericana. Todas estas medidas no son otra cosa que la lucha por ese liderazgo, con el agravante de que desde enero, con la administración Trump, esa confrontación ha tomado un cariz mucho más agresivo, impredecible y peligroso.

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Lo que está en juego no es otra cosa que el liderazgo mundial en todos los campos, económico, tecnológico o militar y China está desafiando en todos estos campos la histórica hegemonía norteamericana

La batalla entre Estados Unidos y China va más allá de los aranceles.

La batalla

Entremos de lleno en la batalla.

Primera idea. Esta no es una batalla nueva. Lleva bastantes años incubándose con la aprobación de barreras arancelarias o restricciones estratégicas al comercio.

Segunda idea. Fue la primera administración Trump la que inició esta batalla aduanera cuando el 22 de marzo de 2018 anunció el establecimiento de aranceles a productos chinos por 50.000 millones de dólares. Esa amenaza se plasmó unos meses después, en julio de 2018, con la aprobación de aranceles del 25% a una serie de productos chinos con un impacto de unos 34.000 millones de dólares.

China respondió inmediatamente con gravámenes sobre productos americanos con un impacto económico similar.

De nuevo Trump, ante la respuesta china, entre agosto y septiembre de ese año amplió los aranceles gravando hasta los 200.000 millones de dólares importaciones de China.

El año 2019 siguió la confrontación, con más aranceles aprobados por la Administración Trump y nuevas respuestas de China en la misma línea proteccionista/defensiva y, todo ello, a pesar de la reunión al máximo nivel celebrada en junio.

En el año 2020 se firma un acuerdo “Fase Uno”. En ese acuerdo China se compromete a incrementar sus compras de productos norteamericanos y tomar medidas sobre el problema latente del respeto a la propiedad intelectual.

Durante el mandato de Biden (2021-2025) las tensiones se relajaron. No se eliminaron los aranceles, pero la nueva administración adoptó un tono más dialogante y multilateral buscando la complicidad de Japón y la UE. Se llegaron a acuerdos puntuales en temas sectoriales como agricultura, temas financieros o tecnológicos. Pero también es verdad que la confrontación en general se amplió en el área tecnológica con las restricciones en el comercio de semiconductores, extendiéndolas hacia algunas de las empresas tecnológicas chinas más competitivas (Huawei, por ejemplo).

Tercera idea. La vuelta de Trump supuso el retorno al enfrentamiento donde había quedado 4 años atrás y se tradujo en un inmediato recrudecimiento de la guerra comercial con China. La cascada de medidas y réplicas por parte de China resulta difícil de resumir, pero podríamos simplificarla con los siguientes hitos:

1. El 2 de febrero de 2025 Estados Unidos anuncia un incremento de las tarifas impuestas a las importaciones de China del 10%.

2. En abril esas tarifas se incrementan un 34% en el “Liberation Day”.

3. El 7 de abril Estados Unidos anuncia otro aumento adicional del 50%.

4. El 9 de abril China promueve la aplicación de unas tarifas del 84% sobre las importaciones norteamericanas.

5. El 11 de abril China eleva las tarifas hasta el 125% y aplica restricciones a empresas de Estados Unidos.

6. El 14 de mayo se acuerda por ambas partes reducir la escalada de las tarifas propuestas y limitarlas a un incremento entre el 30% y el 40% sobre las bases iniciales.

7. Entre junio y septiembre se produjeron conversaciones bilaterales que se han traducido en una aparente calma, eso si, con sobresaltos periódicos.

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El colmo del chantaje lo hemos vivido este mes de octubre, pues a pesar del acuerdo de la OMI de alcanzar cero emisiones (NZF), la administración Trump ha ido amenazando con tasas, restricciones de todo tipo a las navieras, empresas y países participantes con el claro objetivo de hacer descarrilar ese objetivo

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La vuelta de Trump supuso el retorno al enfrentamiento donde
había quedado 4 años atrás y se tradujo en un inmediato recrudecimiento de la guerra comercial con China

Extensión
Cuarta idea. En el segundo mandato de Trump la confrontación bilateral entre ambas potencias no solo ha alcanzado sus más altas cotas, sino que ha rebasado las áreas estrictamente arancelarias, extendiéndose hacia la práctica totalidad de las áreas económicas (tecnológicas, materias primas, energía, tráfico marítimo, construcción de buques, etc.). Sin ánimo de ser exhaustivo cabría citar entre otras:

1. La guerra comercial se extiende a las barreras no arancelarias, en especial sobre los minerales críticos.

2. Se inician las restricciones de Estados Unidos a las exportaciones de semiconductores avanzados, software de IA, etc.

3. China en octubre de 2025 amplió las restricciones a la exportación de metales estratégicos (tierras raras).

4. En un contexto de exceso de oferta y caída de precios, Estados Unidos amenazó en aplicar nuevos gravámenes (100%) a productos chinos.

5. China respondió con gravámenes al petróleo y el gas natural licuado procedentes de Estados Unidos.

6. Estados Unidos, en su guerra contra “la flota oscura” (embarcaciones con diferentes identidades y rutas encubiertas para llevar el crudo de Rusia, Venezuela o Irán a China), sancionó primero la terminal de Rizhao Shihua en el puerto de Lanshan; después obligó a 5 petroleros a cambiar sus puertos de destino; denunció a la red china “Protean Fleet” y a sus 50 superpetroleros de ser los principales responsables de los suministros de los destinos embargados por Estados Unidos a China.

7. Las sanciones se tradujeron en la propuesta por parte del parlamento iraní de bloquear el estrecho de Ormuz.

8. El 1 de mayo se reintrodujo en el Congreso la ley “SHIPS for America” que propone potenciar la construcción naval y toda la industria marítima en Estados Unidos, apoyar a las empresas que se integran en la marina mercante norteamericana y, en especial, aplicar recargos a las navieras que utilicen barcos construidos en China en sus tráficos con Estados Unidos.

9. De hecho, el 14 de octubre de 2025 Estados Unidos empezó a aplicar dichos recargos (50 dólares por tonelada neta de buque), cantidad que irá aumentando hasta los 140 dólares en 2028.

 10. China respondió ese mismo día con la aprobación de tasas idénticas para los buques norteamericanos.

11. Estados Unidos limitó el acceso de las empresas chinas a las bases de datos genéticos y la colaboración científica con esas empresas.

12. En septiembre el Departamento de comercio de Estados Unidos publica la ampliación a las filiales de las sanciones aprobadas a las empresas matrices chinas.

13. China impuso controles más estrictos a sus importaciones de equipos médicos de Estados Unidos.

14. Se han aprobado por ambas partes aranceles sobre la madera procesada, el papel y los derivados.

15. Se han impuesto aranceles a la maquinaria agrícola y para la construcción.

16. El colmo del chantaje lo hemos vivido este mes de octubre. A pesar del acuerdo de la OMI (respaldado por los países en 2023 y apoyado por la mayoría en abril de 2025) de alcanzar cero emisiones (NZF) con tasas a los combustibles fósiles, la administración Trump ha ido amenazando con tasas, restricciones de todo tipo a las navieras, empresas y países participantes con el claro objetivo de hacer descarrilar ese objetivo. Es verdad que se ha pospuesto un año, pero un año es mucho tiempo para consolidar otras mayorías y eliminar de la agenda de prioridades este objetivo.

17. El último episodio en toda esta batalla “interminable”, lo tuvimos el pasado 31 de octubre con un acuerdo entre ambos países (claramente capitalizado por Xi) de dejar en stand by algunas de las medidas aprobadas (tierras raras, tasas a buques, etc.). Si nos atenemos a la historia pasada, estamos ante una tregua con grandes riesgos y muchas posibilidades de que sea temporal. Veremos, el tiempo lo dirá.

Europa afectada y marginada

Europa no ha sabido aparentemente gestionar o posicionarse adecuadamente en esta confrontación en la que no participa directamente, pero se ve indirectamente afectada y, desde luego, se encuentra marginada y golpeada por parte de ambas potencias. Estamos en un mundo, el que interesa a las grandes potencias, que han apostado por la bilateralidad en todos los procesos de negociación (entre otras razones, porque tienen mucha más capacidad de imponer sus criterios) y la UE es una potencia mediana molesta que preferirían que no existiera. De esta forma, la UE es una víctima colateral de esa guerra.

Las áreas afectadas son todas en las que se plantea la batalla, pero son especialmente graves los impactos en las tecnológicas (tierras raras, bloqueos en chips para coches, etc), o automoción.

Estados Unidos ha aprobado un incremento unilateral de sus tarifas del 10% a los productos europeos, pero chantajea constantemente con un incremento de los aranceles hasta el 50% con cualquier excusa que aparezca en el panorama mundial, desde el embargo a las exportaciones de crudo de Rusia, Irán o Venezuela, hasta alinearse con la política comercial de Estados Unidos contra China, pasando por el incremento del gasto en defensa de los países europeos en la OTAN.

En definitiva, la UE se ha transformado en un grupo satélite de Estados Unidos al que se le puede exigir que se alinee en todos los conflictos que Estados Unidos tiene abiertos o potencialmente pueda abrir, siempre con el chantaje permanente de la subida de tarifas. Mientras que China ha construido una muralla defensiva frente a Estados Unidos y ha encontrado en el control de las tierras raras su punto fuerte, la UE no tiene una agenda propia en este conflicto, entre otras muchas cosas por la propia dificultad de alcanzar acuerdos agresivos en el propio seno de la UE.

¿De verdad no es posible que la UE encuentre su punto fuerte con el que parar y responder a los chantajes permanentes de Estados Unidos que van a continuar todo el mandato de Trump?

Florecimiento
Las trabas impuestas por Estados Unidos a China durante todos estos años, se ha traducido en el florecimiento de empresas en el campo de la IA, más eficientes y en código abierto, con capacidad de romper el oligopolio de Estados Unidos en este campo. El ejemplo más evidente ha sido la irrupción de DeepSeek en código abierto, adaptable a las necesidades de las compañías, más barato, con capacidad de romper la dependencia de Estados Unidos en otros escalones del proceso (de Envidia GPIJ), etc. En definitiva, estamos ante la consolidación de todo un ecosistema chino de IA que tendrá importantes repercusiones en Estados Unidos.

La UE se encuentra a años luz de alcanzar algo parecido a lo construido por China durante estos años. El problema no está en hacer operativa una mina de minerales raros que puede tardar un montón de años; ni de que se aprueben (con todas las trabas medioambientales europeas, o la ausencia de personal cualificado o de know how) empresas de refino (en algunos casos de materiales radioactivos); ni de que se consoliden empresas equivalentes a las grandes tecnológicas norteamericanas. El problema es que el mercado ya está ocupado, es un mercado muy oligopolizado y controlado por empresas que harán muy difícil la consolidación de otros competidores.

Tal vez la mayor esperanza a medio y largo plazo radica en que el progreso tecnológico puede hacer que muchos de los usos de esos minerales sean sustituidos por otros, como ha sucedido con el cobalto en las baterías eléctricas. Pero todo eso requiere tiempo, mucho dinero y una decisión y esfuerzo europeo de trabajar en esa línea durante decenios.

En fin, el futuro no es prometedor ni para el mundo con el conflicto permanente entre las dos potencias que tiene visos de perdurar en el tiempo, ni el abandono del multilateralismo por la práctica aplicación de la ley del más fuerte, ni al chantaje permanente en toda la agenda de Trump, ni para la UE que tiene un camino por recorrer muy largo para hacer efectiva y consolidar otra alternativa.
¿Hasta cuándo la UE va a soportar este chantaje sin plantear una réplica creíble?

Es lo que hay.

Europa afectada y marginada

Europa no ha sabido aparentemente gestionar o posicionarse adecuadamente en esta confrontación en la que no participa directamente, pero se ve indirectamente afectada y, desde luego, se encuentra marginada y golpeada por parte de ambas potencias. Estamos en un mundo, el que interesa a las grandes potencias, que han apostado por la bilateralidad en todos los procesos de negociación (entre otras razones, porque tienen mucha más capacidad de imponer sus criterios) y la UE es una potencia mediana molesta que preferirían que no existiera. De esta forma, la UE es una víctima colateral de esa guerra.

Las áreas afectadas son todas en las que se plantea la batalla, pero son especialmente graves los impactos en las tecnológicas (tierras raras, bloqueos en chips para coches, etc), o automoción.

Estados Unidos ha aprobado un incremento unilateral de sus tarifas del 10% a los productos europeos, pero chantajea constantemente con un incremento de los aranceles hasta el 50% con cualquier excusa que aparezca en el panorama mundial, desde el embargo a las exportaciones de crudo de Rusia, Irán o Venezuela, hasta alinearse con la política comercial de Estados Unidos contra China, pasando por el incremento del gasto en defensa de los países europeos en la OTAN.

En definitiva, la UE se ha transformado en un grupo satélite de Estados Unidos al que se le puede exigir que se alinee en todos los conflictos que Estados Unidos tiene abiertos o potencialmente pueda abrir, siempre con el chantaje permanente de la subida de tarifas. Mientras que China ha construido una muralla defensiva frente a Estados Unidos y ha encontrado en el control de las tierras raras su punto fuerte, la UE no tiene una agenda propia en este conflicto, entre otras muchas cosas por la propia dificultad de alcanzar acuerdos agresivos en el propio seno de la UE.

¿De verdad no es posible que la UE encuentre su punto fuerte con el que parar y responder a los chantajes permanentes de Estados Unidos que van a continuar todo el mandato de Trump?

Florecimiento
Las trabas impuestas por Estados Unidos a China durante todos estos años, se ha traducido en el florecimiento de empresas en el campo de la IA, más eficientes y en código abierto, con capacidad de romper el oligopolio de Estados Unidos en este campo. El ejemplo más evidente ha sido la irrupción de DeepSeek en código abierto, adaptable a las necesidades de las compañías, más barato, con capacidad de romper la dependencia de Estados Unidos en otros escalones del proceso (de Envidia GPIJ), etc. En definitiva, estamos ante la consolidación de todo un ecosistema chino de IA que tendrá importantes repercusiones en Estados Unidos.

La UE se encuentra a años luz de alcanzar algo parecido a lo construido por China durante estos años. El problema no está en hacer operativa una mina de minerales raros que puede tardar un montón de años; ni de que se aprueben (con todas las trabas medioambientales europeas, o la ausencia de personal cualificado o de know how) empresas de refino (en algunos casos de materiales radioactivos); ni de que se consoliden empresas equivalentes a las grandes tecnológicas norteamericanas. El problema es que el mercado ya está ocupado, es un mercado muy oligopolizado y controlado por empresas que harán muy difícil la consolidación de otros competidores.

Tal vez la mayor esperanza a medio y largo plazo radica en que el progreso tecnológico puede hacer que muchos de los usos de esos minerales sean sustituidos por otros, como ha sucedido con el cobalto en las baterías eléctricas. Pero todo eso requiere tiempo, mucho dinero y una decisión y esfuerzo europeo de trabajar en esa línea durante decenios.

En fin, el futuro no es prometedor ni para el mundo con el conflicto permanente entre las dos potencias que tiene visos de perdurar en el tiempo, ni el abandono del multilateralismo por la práctica aplicación de la ley del más fuerte, ni al chantaje permanente en toda la agenda de Trump, ni para la UE que tiene un camino por recorrer muy largo para hacer efectiva y consolidar otra alternativa.
¿Hasta cuándo la UE va a soportar este chantaje sin plantear una réplica creíble?

Es lo que hay.

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