INMIGRACIÓN, ¿PROBLEMA O SOLUCIÓN?

Presidente de la AP de Valencia
2015-2023
Catedrático de Economía Aplicada

 

En las últimas semanas he leído una serie de artículos sobre los problemas y disyuntivas que tienen planteadas en la actualidad la sociedad y la economía alemana que, inevitablemente, me trajeron a la cabeza las que podríamos vivir en España, a pesar de los buenos resultados pronosticados por el FMI y la OCDE.

En resumen, y simplificando mucho, las bases que justificarían el estancamiento tan prolongado de Alemania se centrarían en algunos elementos determinantes:

 

  1. Una demografía decreciente. Las estimaciones presentes apuntan a una reducción de la población alemana para 2100 superior a los 20 millones de personas, sobre una población actual en el entorno de los 79 millones (un 25% de reducción).
  2. Una menor demanda interna. Una caída tan importante de la población, suponiendo que lo demás se mantenga inalterado, implicará inevitablemente una menor demanda interna y menor disponibilidad de mano de obra (población activa). La disyuntiva, en este caso, es o bien fomentar la inmigración o bien apostar por los robots, la digitalización y todas las medidas posibles de ahorro del trabajo.
  3. Una tasa de ahorro privada elevada (un 20% de la renta disponible de las familias). Si las familias prevén un futuro complicado, la respuesta lógica es ahorrar pensando en ese futuro más negro que el presente. Pero claro, si el ahorro no se canaliza hacia la inversión productiva, en la industria, y se refugia en activos financieros internos y/o externos de cualquier tipo, tradicionales o sofisticados, en este caso, no solo hemos reducido el consumo interior (por el ahorro), sino que también evitamos que ese ahorro vaya al sector industrial/productivo que necesita de manera urgente hacer una transformación importante y muy costosa. Mal escenario y peor futuro.
  4. Una reconversión energética muy acelerada. Las fuentes energéticas baratas tradicionales (el gas ruso, con toda la dependencia que ello implicaba en un producto vital), no está siendo sustituida por otras fuentes alternativas igualmente eficientes y baratas con la rapidez esperada.
  5. La necesidad de una recomposición geoeconómica a escala mundial. La apuesta por China fue una aventura de éxito durante muchos años, pero en la actualidad la ralentización del crecimiento chino se traduce en menores rentabilidades de las inversiones efectuadas en ese país.
  6. La recomposición de los mercados de exportación es vital para todos, pero, sobre todo, para un país tremendamente exportador.
  7. La necesidad de apostar por regenerar y apoyar el aparato industrial que ha perdido competitividad y sufre el ataque de otros países dentro y fuera de la Eurozona. Sectores que han sido claves en el crecimiento alemán, como el automóvil o el químico o el metalúrgico, están perdiendo posiciones en todos los mercados. Hay que hacer un esfuerzo considerable para modernizar esos sectores y recuperar el terreno perdido con mucha más investigación.
  8. Una política medioambiental ambiciosa, imponiendo costes elevados a la producción interna, que se ve obligada a emigrar para luego importar lo que antes se hacía en Europa (con igual o mayor impacto medioambiental). De esto sabemos bastante en nuestro sector. Cometemos el error, pero luego no reaccionamos a tiempo, y cuando queremos hacerlo, si es que rectificamos, ya es tarde. Tremendo.
  9. Por lo tanto, hay que detener la fuga industrial que se está produciendo y se va a agravar en el futuro. Hay que pensar que un 20% de este potente sector industrial tiene planes para trasladar su producción fuera de Alemania por los costes laborales, medioambientes, burocráticos de todo tipo, infraestructuras que se han quedado obsoletas, impuestos elevados o fuentes energéticas más caras que las que han disfrutado en los últimos años.
  10. En definitiva, falta un cambio estructural considerable, una política industrial agresiva y un elevado esfuerzo inversor que devuelva la competitividad a la economía en general y a estos sectores en particular, que evitase emigración a otros países con costes más reducidos. La prosperidad de un país importante siempre se basará en un sector industrial potente, no nos olvidemos.
  11. Y todo ello en medio de un debate sobre la inmigración, de nuevo sustentado en bases populistas, demagógicas y completamente alejadas de las necesidades de la economía y de la sociedad alemana.
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¿De dónde vamos a sacar ese volumen de activos con una demografía decreciente tan negativa como la de España? La única salida es la inmigración

Evitar la emigración pasa por ayudar a la creación en sus propios países de los puestos de trabajo que buscan en Europa

Muy poca gente abandona su hogar, por mísero que sea, si puede vivir con una cierta dignidad y una cierta esperanza de mejorar en el tiempo

¿Somos conscientes de que nos jugamos el futuro de nuestra economía y estado de bienestar?

 ¿Qué soluciones se plantean para salir de esta crisis estructural?

Muchas, pero destacan:

1. Plantearse seriamente el problema demográfico.
2. Reforma del mercado laboral.
3. Incremento de la oferta de mano de obra mediante:
a. Apoyo a la inmigración con estrategias de formación e integración social.
b. Incrementar la participación de la mujer en el empleo.
4. Reforma del sistema fiscal.
5. Cambios radicales en el marco regulador.
6. Apoyo a la inversión privada y pública.
7. Modernización de todas las infraestructuras (de transporte, energéticas, telecomunicaciones, etc.)
8. Fomento de la innovación.
9. Apoyo a la creación de empresas.
Estoy seguro que casi todos apostaríamos por un programa como el dibujado.

Y nosotros qué

Bueno, no podemos hacer un diagnóstico de toda nuestra economía, pero sí quisiera analizar un debate en mi opinión tergiversado por la animadversión, la rabia que traspira, las mentiras y calumnias y todo tipo de afirmaciones tajantes sin ninguna base: la inmigración. Pongamos, como siempre, datos para tratar de encajar el debate en la realidad. Ante todo, debemos asumir una idea muy simple pero real. Muy poca gente abandona su hogar, por mísero que sea, si puede vivir con una cierta dignidad y una cierta esperanza de mejorar en el tiempo. La pobreza y la desesperanza absolutas son las que empujan a la emigración. La única salida efectiva a la emigración pasa por que los países desarrollados apoyen las economías menos desarrolladas y les ayuden en los primeros pasos del desarrollo. Evitar la emigración pasa por ayudar a la creación de los puestos de trabajo que buscan en Europa en sus propios países.

1. Evolución de la población residente

En contraposición al escenario demográfico alemán, el INE apunta un crecimiento de la población residente (de acuerdo con las tendencias demográficas actuales), eso sí, con crecimientos cada vez más moderados (gráfico nº 1). A partir del 2050 se inicia una suave caída de la población.

2. Población residente y nacida en España

Ese crecimiento de la población residente se sustenta exclusivamente en un saldo migratorio positivo (INE). El gráfico nº2 nos muestra cómo, frente al crecimiento de la población residente apuntado en el gráfico anterior, la población nacida en España no para de decrecer desde hace varios años y lo continuará haciendo en el futuro a tasas superiores, producto de una tasa de mortalidad creciente (por el envejecimiento de la población) y una tasa de natalidad cada vez menor.
El gráfico nº2 nos permite una primera conclusión muy importante. Si se detuviera el proceso migratorio, en el plazo de 30 años la población española se reduciría en unos 3 millones de personas, el 7,5% de la población total.

3. Tasa de dependencia

Las implicaciones de dicho escenario son muchas y muy relevantes. Por ejemplo, el crecimiento hasta umbrales insostenibles de la tasa de dependencia (INE). Hagamos un sencillo cálculo. La tasa de dependencia es la suma del porcentaje de personas mayores de 64 años respecto a la población total, y el porcentaje de menores de 16 años igualmente respecto al total. En el año 2024 esa tasa de dependencia se situaba en el 54,2%. De acuerdo con las proyecciones efectuadas esa tasa se elevará al 76,8% en 2051 (Gráfico nº 3). Reflexionemos. La población total en edad de trabajar en el año 2051 sería el 23,2% de la población total y tendría que sostener al 76,8%. Me temo que el sistema dejará de ser sostenible mucho antes de llegar a ese límite.
Obviamente, si no se recibiera el flujo migratorio positivo proyectado, dicha dependencia sería todavía más elevada y la insostenibilidad, dramática. Pues bien, la mano de obra inmigrante que se incorpora a nuestro sistema productivo es vital, incluso insuficiente, para mantener el sistema de prestaciones sociales y nuestra sociedad del bienestar.

4. Impacto en el mercado de trabajo

Si nos fijamos en el gráfico nº 4 (EPA del INE), podemos extraer otras conclusiones relevantes. Primera, la población ocupada nacida en el extranjero (sea cual sea su procedencia) representa en la actualidad el 20% de la población ocupada total. Segunda, su tasa de crecimiento es moderada y se ajusta al ciclo económico español. Mayor crecimiento, más empleo, mayor inmigración. Tercera conclusión, que no se puede apreciar en el gráfico, pero si en el cuadro de datos, el colectivo de ocupados no residentes es el que experimenta en mayor medida (en términos relativos) los ajustes del mercado laboral en épocas de crisis.
A su vez, cuando analizamos los tramos de edad de las personas de origen extranjero que residen en España, se aprecia que el 42% se concentra entre los 25 y 44 años (Funcas “Focus on Spanish Society” de marzo de 2024). Conclusión, el porcentaje más importante de la población inmigrante viene en edad laboral a buscar empleo.

5. ¿Y de dónde vienen?

De acuerdo con el INE, el 1 de enero de 2023 la población total residente en España era 48.085.361 personas. De ese total 6.089.620 (12,66%) eran residentes extranjeros. Ese porcentaje sitúa a nuestro país en el entorno de la media de la UE (13,3%) y supera a países tradicionalmente receptores como Italia (10,9%).
Ahora bien, el montante total o el porcentaje nos dice poco. Hay que pensar que casi el 28% de esos residentes extranjeros provienen de países de la UE y otro 11% del resto de países europeos (ver cuadro nº 1). En este 40% hay residentes que vienen a trabajar a España, pero otro porcentaje elevado son jubilados, segundas residencias o personal técnico cualificado que trabaja en las multinacionales asentadas en España.
Otro 32% son residentes nacidos en América, le sigue África con un 20,4% y, finalmente, otro 8,3% corresponde a nacidos en Asia o en Oceanía.
Todos estos colectivos pueden plantear problemas de todo tipo, sin lugar a dudas, pero, en un porcentaje muy elevado o no lo hacen o se integran con facilidad en la primera o segunda generación. Es un esfuerzo de toda la sociedad facilitar, precisamente, ese proceso de integración a medio y largo plazo. Para ello se necesita ciertamente formación, dinero, tolerancia y paciencia. España ha sido durante muchos siglos país de emigración hacia Europa o América y, todavía hoy, una parte importante de nuestra juventud, por desgracia, tiene que ir a buscar empleo a otros países. Seamos consecuentes con nuestra historia y nuestras propias necesidades.

6. Grado de formación

Según la EPA del tercer trimestre de 2024, la población ocupada total era 21.823 miles de personas, de los cuales 3.298 eran extranjeros (15,1%).
El cuadro nº 2 nos ofrece una foto de la inmigración que tiene poco que ver con los estereotipos divulgados constantemente en los medios de comunicación. De esos 3,3 millones de ocupados extranjeros casi el 29% tiene educación superior, y un 89% educación secundaria y superior. Únicamente el 1,36% y el 2,6% son analfabetos o no han llegado a completar los estudios primarios.
Es verdad que la estructura formativa de la población ocupada española es mejor que la extranjera, pero los destinos de empleo en ambos colectivos son diferentes.

7. En qué sectores trabajan estos inmigrantes

Acudiremos de nuevo a la EPA del tercer trimestre de 2024 para poder aproximarnos un poco a la realidad. El cuadro nº 3 nos ofrece una primera visión de los sectores que contratan más población inmigrante: servicios, construcción y agricultura. Pero claro, esta primera aproximación nos dice poco de las ocupaciones en las que trabajan estos extranjeros. Una segunda aproximación la tenemos en el cuadro nº 4, extraído de la propia EPA
De nuevo la imagen que nos ofrece el cuadro nº 4 poco tiene que ver con la que aparece en muchas ocasiones publicada en los medios. Las ocupaciones, a pesar de todas las dificultades a las que se enfrentan a la hora de encontrar empleo, son muy variadas desde directores o técnicos profesionales o intelectuales hasta las ocupaciones más elementales. Ahora bien, detrás de estos dos cuadros y completándolos con la información sectorial aportada por empresas y sindicatos podemos concluir que, el núcleo básico del empleo se encuentra en la construcción, servicios sociales, hostelería y restauración, y en la agricultura. En el mejor de los escenarios, con salarios bajos, ocupando puestos para los que están sobre cualificados dada su formación, temporales, trabajos irregulares y, por lo general, poco demandados por los trabajadores españoles.

8. La inmigración irregular e ilegal

Aunque se suelen confundir ambos tipos de inmigración incluso en las estadísticas se presentan conjuntas, para ofrecer una visión completa del tema nos queda apuntar algunas ideas sobre la inmigración irregular (los que tienen la autorización para permanecer legalmente en España, pero no la tarjeta de identidad de extranjero), y la inmigración ilegal (la que accede sin la autorización legal requerida y, por lo tanto, puede ser expulsada de manera inmediata).
Bien, pongamos números al problema de la inmigración irregular en España. En un trabajo reciente de Funcas de mayo de 2024 (“La población extranjera en situación irregular en España: una estimación”) cuantificaba el tamaño de ese contingente de población.
En el año 2023 la población extranjera irregular ascendía casi a 700.000 personas. De todas ellas el 83% provenían del continente americano. Son inmigrantes que no han conseguido regularizar su permiso de residencia por varias razones: retrasos en la aprobación de los permisos y en la renovación de los mismos, estudiantes sin permisos de estudios, solicitudes de asilo, etc. Sin lugar a dudas, configuran el colectivo más abandonado, sin posibilidad de trabajar y obligados a sobrevivir largos periodos de tiempo con ingresos irregulares, explotados y carentes de derechos. Son personas que ya trabajan irregularmente y malviven en España, pero están sin papeles y sin los derechos básicos.
Este grupo es al que la nueva regularización extraordinaria promovida por la Iniciativa Legislativa Popular intenta integrar en el sistema (unos 500.000). El reglamento fue publicado mediante un real decreto el 19 de noviembre de este año

(https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2024-24099)

¿Y qué sucede con las personas en situación ilegal? A pesar de los esfuerzos y otras vicisitudes para contener la inmigración ilegal: el COVID, las expulsiones, las devoluciones (72 horas siguientes a la llegada), las devoluciones en caliente (sin registro), la política de externalización de fronteras de la UE, el freno aplicado por los principales países de origen (Marruecos, Mauritania, etc.), o el hecho de que una parte de esa inmigración ilegal no acaba en España sino que siga camino hacia otros países de la UE, la realidad es que no ha parado de crecer en los últimos años.
Pues bien, atendiéndonos a los datos oficiales, en el año 2023 según el Eurostat (“Migration and asylum en Europe – 2023 editon”) España expulsó a 64.260 inmigrantes el 13,3% de todos los expulsados por todos los países de la UE. A su vez, de acuerdo con dicha fuente en España en el año 2023 había 90.860 inmigrantes ilegales, cifra que representa el 7,2% del total de Europa, eso sí, con un crecimiento importante en ese año.

9. Situación actual del mercado de trabajo

No es fácil hacer casar las quejas empresariales respecto a la escasez de mano de obra en algunos sectores y la existencia de 2.754.100 millones de parados según la EPA del tercer trimestre de 2024, pero hay que intentarlo.
El Banco de España, en la encuesta correspondiente al tercer trimestre de 2024, apuntaba que para el 42,8% de los empresarios el segundo problema al que tienen que enfrentarse y que mayor impacto tiene en su actividad es la disponibilidad de mano de obra (ver gráfico nº 6). Estos datos se agravan en sectores como la hostelería (64%) y la construcción (58%), a pesar de los incrementos de salarios aprobados durante 2023, 2024 y previstos para 2025.
Por ejemplo, la Memoria Anual de la Fundación Laboral de la Construcción del año 2023 señalaba que los jóvenes no quieren trabajar en este sector a pesar del incremento de los salarios. De hecho, solo el 9% de las plantillas eran menores de 30 años, con lo que se está produciendo un acusado envejecimiento de las mismas, acompañado de un recurso creciente a la mano de obra extranjera que ya alcanza el 22,9% de los ocupados en el sector. El déficit de trabajadores en este sector se eleva a unos 700.000.
Idénticas respuestas tenemos cuando analizamos otros sectores. Solo en hostelería faltan 40.000 trabajadores; Más de 100.000 en restauración; conductores, se necesitan con carácter inmediato 20.000, pero a muy corto plazo serán necesarios 275.000¸lo mismo podríamos decir del conjunto del sector logístico o de otros sectores económicos dinámicos del país.
Si es así, ¿qué tenemos detrás de esta disparidad? Muchas cosas, difícilmente resumibles, pero podemos señalar algunas de las más citados en los informes:
1. A pesar de los incrementos, los salarios se siguen percibiendo como bajos en muchos sectores.
2. La temporalidad es otra de las restricciones para los que buscan empleo.
3. Problemas demográficos derivados de la cada vez menor incorporación de nuevas personas al mercado.
4. Mientras los empresarios buscan incorporar a la empresa personas jóvenes, en muchos casos mejor preparados, la estructura del paro en España apunta a un colectivo cada vez más envejecido. Casi la mitad de todos los parados son mayores de 45 años.
5. La Fundación BBVA (“Informe sobre capital humano y vacantes de empleo”) en un trabajo muy interesante, avala las cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo cuando estima que el número de puestos de trabajo sin cubrir apenas alcanzan los 150.000 (un 0,9% de la población ocupada), eso sí, con una tendencia creciente en los últimos años. A pesar de todo, España es uno de los países con una tasa de vacantes más baja dentro de la UE. Y los sectores con mayor porcentaje de vacantes sobre su población ocupada, además de las AAPP, son de nuevo el comercio, la hostelería, el transporte, la logística o la construcción.

6. El fenómeno denominado “dimisión”. Desde el COVID y con un mercado laboral más activo, los trabajadores han empezado a valorar más otras áreas de su vida como la conciliación de la vida familiar, el tiempo libre para su vida personal, empleos gratificantes, menos temporalidad, etc. Así, durante este 2024 casi 2 millones de personas se darán de baja de la seguridad social, superando las cifras del 2023, y afectando tanto a contratos eventuales como indefinidos.
Todos estos huecos dejados por la ocupación de los nacidos en España es el que ocupa la inmigración.

10. El futuro del empleo y la inmigración

Para concluir, ¿qué podemos decir del futuro? Hagamos un sencillo cálculo. Si la economía española va a crecer en promedio un 2% en los próximos años hasta 2050, la población ocupada debería crecer a una tasa similar. Ahora bien, si pensamos que la productividad debe (más bien debería) crecer al menos un 1% en promedio, quiere decir que la población ocupada debe hacerlo a una tasa del 1% cada año. En el momento presente en la seguridad social hay afiliados 21 millones de personas. El 1% son 210.000 empleos, pero todos los años deberíamos aplicar esa tasa de crecimiento del 1% hasta 2050.
¿De dónde vamos a sacar ese volumen de activos con una demografía decreciente tan negativa como la de España? La única salida es la inmigración y, como veíamos al analizar el caso de Alemania, al mismo tiempo, hacer una apuesta de grandes proporciones por la digitalización, los robots, la inteligencia artificial, y todos los avances que impliquen un incremento de la productividad y una reducción de la demanda de empleo por parte del sistema productivo.
Mientras tanto, solo nos queda la inmigración. ¿Somos conscientes de que nos jugamos el futuro de nuestra economía y estado de bienestar?
He intentado simplificar el debate con datos y reflexiones que pudiéramos derivar de su análisis. Si hay personas que no están de acuerdo hay que respetarlos, pero les pediría que aporten sus datos, que nos digan sus fuentes, y cómo llegan a sus conclusiones. Lo demás es demagogia y populismo, creando artificialmente un problema que gracias a Dios nunca lo ha sido en España.

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