INMIGRACIÓN, ¿PROBLEMA O SOLUCIÓN?

Presidente de la AP de Valencia
2015-2023
Catedrático de Economía Aplicada

Hace unos días charlando delante de un café con un gran amigo mío, me comentaba que había leído un artículo muy interesante. En esencia venía a comparar la velocidad humana y la muerte. Cuanto más despacio caminamos, como consecuencia de la vejez y, sobre todo, de la pereza, más rápido nos alcanza la muerte.

 

 

Según las investigaciones en este campo, una velocidad cada vez más lenta se traduce en una mayor fragilidad, riesgo de problemas cardiovasculares y, por lo tanto, muerte prematura. Para las personas con más de 65 años una velocidad de marcha inferior a 0,8 metros por segundo (2,9 kilómetros a la hora) implica mayores riesgos de salud. Apasionante, sobre todo para los que ya, hace tiempo, hemos superado los 65 años.

Es curioso, pero inmediatamente me vino a la mente una aplicación para la economía. A menor crecimiento de la productividad mayores posibilidades de que nuestra economía muera o sea irrelevante a largo plazo en el contexto mundial.

Los avances constantes en la productividad es la única opción que nos permite, a largo plazo, un crecimiento saneado de nuestro PIB per cápita en términos reales. Y, en tal caso, la pregunta pertinente es, ¿qué tenemos que hacer para que nuestra productividad crezca de una manera estable a largo plazo? Y, de nuevo, la respuesta es bastante sencilla, salvo para casos muy puntuales. Apostar decididamente y con recursos suficientes (importantes) por la investigación en su concepción más amplia.

Si no hay investigación, si no generamos patentes, si no incorporamos constantemente los avances a nuestro sistema productivo, nuestra productividad crecerá por debajo de la de otros países, nuestro PIB per cápita se estancará, y acabaremos siendo un país irrelevante.

Asentados estos elementales principios ¿qué ha pasado en los últimos 25 años por ejemplo? ¿cómo nos ha ido a las diferentes economías del mundo?

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A menor crecimiento de la productividad mayores posibilidades de que nuestra economía muera o sea irrelevante a largo plazo en el contexto mundial

Si de verdad queremos que en nuestro país crezca el PIBpc, tenemos que hacer un esfuerzo para que mejore la productividad por trabajador

Evolución de la productividad

Para contestar a estas preguntas, como el mundo es muy grande, he seleccionado una serie de países (11) que me han parecido relevantes y la media del mundo. He tomado como base del estudio el año 2000. Como bases de datos las cifras del International Labour Organization (ILO, organismo de las N.U.), y las del FMI (para ver la evolución del PIB per cápita medido en paridad de poder de compra – PPP – en dólares constantes del 2015).

Las estimaciones del ILO se han utilizado para confeccionar dos cuadros. El primero, muestra la evolución de la tasa anual de crecimiento del output por trabajador en dólares constantes del 2017 en PPP (base año 2000 = 100).

Los resultados del cuadro son bastante evidentes:

  1. China e India son los grandes velocistas en la carrera de los aumentos de la productividad en el mundo.
  2. Los países desarrollados en general y en especial Europa, Reino Unido y Japón y en menor medida Estados Unidos han perdido velocidad relativa.
  3. Europa se aleja paulatinamente del comportamiento de Estados Unidos, con un crecimiento de su productividad casi medio punto al año inferior.
  4. En el marco de la Europa a 27 países, dentro de las grandes economías, Italia es la que ofrece los peores resultados. Por su parte, España se encuentra mucho más cerca de Alemania y Francia de lo que hubiéramos podido pensar.
  5. Llama la atención las tasas de crecimiento de la productividad de Rusia.

Ahora bien, la evolución de la productividad anual no nos dice toda la verdad sobre la situación presente. Si un país menos desarrollado parte de una productividad muy baja, el que haya experimentado crecimientos elevados durante los últimos 25 años no significa que haya alcanzado los niveles de productividad de otro país ya desarrollado. Por esa razón he incorporado las estimaciones del propio ILO sobre cuál ha sido la evolución del output por trabajador medido igualmente en dólares constantes (cuadro nº 2).

Los resultados vuelven a ser muy clarificadores de lo que está pasando en la economía a nivel mundial.

  1. Vemos como en Estados Unidos cada trabajador genera un output de unos 130.942 dólares, mientras que Europa apenas llegó a los 74.666 dólares.
  2. Esa brecha se ha incrementado claramente entre el 2015 y lo previsto para el 2025.
  3. Incluso, los grandes países de referencia, como Alemania y Francia, se encuentran muy alejados y crecientemente distanciados de Estados Unidos. Algo le está pasando a Europa.
  4. Dentro de Europa, España ocupa una posición inferior a la media, con la particularidad de que la distancia se ha incrementado en los últimos 10 años.
  5. El impacto del COVID en nuestra economía fue mucho más acusado que en el resto de Europa y del mundo y nos ha costado 5 años recuperar los niveles pre-COVID.
  6. Llama la atención la baja productividad media de los trabajadores de Japón, parecidos a los de España.
  7. Cuando vemos el caso de China o India, es verdad que las tasas de crecimiento de sus productividades han sido de las más elevadas dentro del conjunto de los grandes países, pero partían de niveles de output por trabajador muy bajos por lo que han mejorado sus posiciones relativas, pero todavía se encuentran muy por debajo de los niveles de los países desarrollados.

PIB per cápita

Y, ¿qué ha pasado con el PIB per cápita (PIBpc) en términos reales? Como ya hemos indicado al principio del trabajo, la única forma de conseguir un crecimiento per cápita en términos a largo plazo pasa por el incremento de la productividad del país. Veamos si es verdad.

El cuadro nº 3 nos muestra la evolución del PIBpc en dólares constantes entre los años 2000 y 2023. Mientras que el cuadro nº 4, toma como base el año 2000=100 y nos ofrece un panorama sobre cuál ha sido el crecimiento acumulado durante estos 23 años.

Rápidamente observamos que los países en los que el PIBpc ha crecido en mayor medida son aquellos en los que también lo ha hecho la productividad por trabajador. Esa correlación tan directa se aprecia inmediatamente en el gráfico nº 1. Y si nos fijamos atentamente en los datos, casi se superponen ambos crecimientos.

China e India son los grandes velocistas en la carrera de los aumentos de la productividad en el mundo

Gráfico Nº 1

  1. Los países con crecimientos más elevados de la productividad son los que más han visto incrementada su renta per cápita en términos reales en mayor medida. China, India o Rusia son buenos ejemplos de lo afirmado.
  2. Todos los países desarrollados han visto crecer sus productividades, y consecuentemente sus PIB per cápita, por debajo de la media mundial. Al disfrutar de rentas per cápita ya elevadas, resulta más difícil mantener sendas de crecimiento comparables.
  3. Estados Unidos y Europa 27 mantienen sendas del PIB per cápita similares en estos 23 años.
  4. Alemania es el país que mejor sigue los pasos de Estados Unidos, si bien, y al igual que el resto de países europeos, el impacto del COVID fue muy superior al del resto del mundo.
  5. España presenta unos resultados favorables en el marco de Europa.
  6. Mientras que Italia es la que muestra la peor senda de evolución entre las grandes economías europeas.

Conclusión: Si de verdad queremos que en nuestro país crezca el PIBpc, tenemos que hacer un esfuerzo para que mejore la productividad por trabajador.

Esto, ¿cómo se consigue?

Explicar las disparidades en el crecimiento de la productividad es una tarea muy compleja y requeriría utilizar múltiples variables. Pero voy a centrarme en dos de ellas especialmente significativas y explicativas, el gasto en I+D (datos del Eurostat), y la producción de patentes que esa investigación posibilita (World Intellectual Property Indicators 2024). Tal vez estos dos indicadores permitan hacernos reflexionar sobre algunas de las causas que justifican el estancamiento de la productividad en Europa y en España respecto a los países más dinámicos.

  1. En los últimos 23 años el crecimiento de los fondos destinados a I&D han crecido exponencialmente en todos los grandes países. Destaca en este colectivo China con 434.000 millones de euros dedicados a la I+D en el 2023, más que toda Europa 27 junta.
  2. Estados Unidos mantiene el mayor gasto en términos absolutos.
  3. La Europa 27 se consolida como la tercera área en términos de gastos en I+D superando ampliamente a Japón estancado durante estos años.
  4. Por países, Japón y Alemania siguen en 3ª y 4ª posición.
  5. España, a pesar del importante esfuerzo realizado en los últimos 23 años, ocupa todavía una posición baja.
    El otro indicador es el número de patentes registradas en el mundo. De alguna forma nos muestra cómo ese esfuerzo investigador se traduce en patentes, se comercializa y genera ingresos. Pensemos simplemente en el desequilibrio que presenta en nuestra balanza de pagos el apartado de ingresos y pagos por el uso de la propiedad intelectual (en el 2023 pagamos 8.400 millones de euros y cobramos por ese concepto 3.876).

Europa en su conjunto está perdiendo su carrera en el campo de las patentes y España, bueno, España en este apartado casi no existe.

¿Qué nos muestra el cuadro nº 6?

  1. En este caso vemos como China se corona como líder absoluto, superando ampliamente a EEUU. Se aprecia también el fortísimo crecimiento de la India y el declive relativo impresionante del resto de países desarrollados, incluido Japón.
  2. Europa en su conjunto está perdiendo su carrera en este campo y España, bueno, España en este apartado casi no existe.
  3. A pesar del esfuerzo importante en incrementar el gasto en I+D, la capacidad de trasladar ese gasto en patentes comerciales es muy bajo en Europa y sobre todo en España.
  4. Por el contrario, España se encuentra entre los 20 primeros países en solicitudes de marcas y diseños industriales en el 2023 según la OMPI.

En resumen, Europa y España tienen que hacer un esfuerzo considerable por incrementar sus productividades si no quieren ver reducido su peso económico en el mundo y pasar a ser economías y países de rango mediano en el concierto internacional. Y ese esfuerzo pasa, entre otras cosas, por aumentar el gasto en I+D y mejorar la transformación de esa investigación en patentes e incrementos de la productividad.

Hace unos pocos días (3 de enero en CincoDías) Rafael Areses titulaba su artículo “La paradoja europea: líder en ciencia, rezagada en empresas de tecnología”, que sintetiza perfectamente el problema europeo, y este escenario es muy grave, pues corremos el riesgo de que “los siete magníficos” americanos acaben absorbiendo sin problemas las pocas empresas tecnológicas de cierto tamaño que tenemos en Europa.

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